La Cumbrecita, tiene el plan ideal para desconectar
12/02Uno de los destinos más solicitados para el relax y el contacto con la naturaleza son el atractivo más particular de éste destino en medio de las sierras cordobesas. Único pueblo peatonal de la Argentina.
Ubicada a 1.450 metros de altura sobre el nivel del mar, la localidad se muestra como una plataforma de observación de las vistas panorámicas del valle. Ideal para un descanso reparador en medio de una naturaleza sorprendente.
Agua rodeada de bosques: A pesar de la aridez que muestra su ala oeste, con vecinos como La Pampita, La Cumbrecita cobija en la intimidad varios rincones donde el agua es ama y señora. Al regalo hay que agradecérselo al río del Medio y al arroyo Almbach. Torrentes de pureza que a su paso engendraron distintos oasis, ideales para el chapuzón.
Uno de ellos es el conocido como La Olla. Se trata de una pileta natural con una profundidad de casi seis metros, rodeada de piedras para disfrutar del sol serrano. Otro es La Cascada Grande. Salto de agua de 14 metros de altura que a su vez da vida a una olla. Ambos tesoros respiran abrazados por bosques de coníferas. La combinación de elementos, pajaritos en silbatina, arroja pinturas de cuento.
Perfil centroeuropeo: Una de las principales señas de identidad de la localidad es sin dudas su carácter centroeuropeo. Perfil que armoniza con el paisaje circundante. Son casitas y espacios públicos relucientes del estilo arquitectónico montañés de países como Alemania, Suiza y Austria. Algunos referentes en tal sentido son la Plaza de Los Pioneros, la Plaza del Ajedrez, la Capilla Ecuménica, La Fuente (o aljibe) y las casonas donde funcionan hoteles y restaurantes. En la mayoría, la madera es componente elemental.
Todo comenzó en 1934, cuando el doctor alemán Helmut Cabjolsky y su familia se instalaron en el lugar. La zona les recordaba a su tierra de origen. Así, a nadie extrañó que el patio se les llenara de amigos y conocidos de conocidos provenientes de aquellas latitudes. El resultado se palpa hoy no sólo en la arquitectura, sino también en los cabellos rubios y los apellidos intrincados de muchos de sus habitantes. La gastronomía (salchichas con chucrut y cerveza artesanal, al frente del cartel) también da fe de la herencia.
Balcón a las laderas: Acomodada a 1.450 metros de altura sobre el nivel del mar, La Cumbrecita hace las veces de plataforma de observación. Su ubicación privilegiada, en las faldas de las Sierras Grandes, permite disfrutar de unas espectaculares panorámicas del valle y su esencia alpina.
Ya en el ascenso desde Villa General Belgrano, el viajero va sospechando las perspectivas que el pueblo ofrecerá allá, arriba. Son miles y miles de pinos, cipreses, robles, los que se van dispersando a lo largo del camino, regando de Calamuchita los campos. Al principio, se puede percibir la huella de los fatídicos incendios ocurridos en la región este año. Aunque los fuegos no han llegado a las capas más altas de los cerros. De ahí que las laderas repletas de arboledas que se ven desde el municipio, permanezcan tan puras como siempre.
Caminatas de a montones: Además de espacios para la contemplación, el paradero geográfico de La Cumbrecita proporciona un interesante surtido de circuitos de montaña. Felices los amantes de la excursión y la aventura, que se mandan a recorrer las estribaciones de las sierras profundas en búsqueda de un contacto todavía más directo con la naturaleza.
En ese sentido, destacan las caminatas que llevan al Cerro Wank con sus imponentes vistas panorámicas (dos horas de marcha), al Vallecito de Abedul y la Cascada Escondida (cuatro horas), al Cerro Cristal (una hora) y a la Cascada Abanico (cinco horas), entre muchas otras opciones.
El placer de ser peatón: Otro rasgo particular de esta encantadora aldea es su condición de “Único Pueblo Peatonal de la Argentina”. Un título que genera puntos en materia de marketing, y distención en aquellos que salen a caminar las callecitas con la tranquilidad de saberse los dueños del terreno. Los turistas que arriban están al corriente: para ingresar, hay que dejar el auto durmiendo la siesta en la entrada.
Con todo, lo de “Peatonal” no se cumple al ciento por ciento. Pasajeros con reservas, propietarios y proveedores de comercios, pueden entrar a la comuna con sus automóviles. El resto tiene prohibida la circulación de 9 a 19 horas. El paseante brinda por la idea.
Toda la información en www.lacumbrecita.gov.ar