Suele decirse que las personas "Somos lo que comemos". Es que la forma en que nos alimentamos influye en nuestra calidad de vida. La alimentación juega un papel protector en nuestra salud. El vínculo entre la alimentación y nuestro sistema inmune, es muy importante, ya que existe una asociación directa entre el déficit de nutrientes y la suba de infecciones. Por lo que mantener una dieta balanceada con proteínas, vitaminas y minerales ayuda a fortalecer nuestro sistema inmunológico.

El intestino y el cerebro están estrechamente conectados. El sistema nervioso central está en interacción permanente con el tubo digestivo, y esta relación entre las neuronas de la cabeza, las emociones y el tubo digestivo es tal, que muchos científicos se refieren al intestino como "segundo cerebro" o "cerebro intestinal".

Se sabe que el cerebro contiene neuronas, lo que es llamativo es que el intestino también. Existen vías nerviosas que conectan específicamente las áreas cerebrales relacionadas con nuestras emociones y pensamientos, el sistema inmune, el sistema endócrino y el sistema nervioso entérico entre sí. Cuando la función en esta conexión se ve perturbada, podemos presentar síntomas gastrointestinales e, incluso, emocionales

Entonces... ¿El intestino controla más al cerebro que el cerebro al intestino?

El intestino registra emociones: como si fuese un pequeño cerebro, contiene una red neuronal muy compleja, que no piensa, pero se comporta como un "órgano sensorial". El cerebro interpreta la información que le envía el intestino de acuerdo a nuestro estado de ánimo y a nuestro entorno.

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