Se suman a la moda del marketing verde
24/11Kim Kardashian, Stella McCartney, Kendall Jenner, Lauren Sánchez -pareja del megamillonario Jeff Bezos-, Selena Gómez y Ariana Grande son algunas de las celebridades que se montan a la ola verde. ¿Usan el calentamiento climático como una nueva estrategia de marketing?
En el debate público, el calentamiento climático pasó por todos los filtros. Desde ser leído como una conspiración filomarxista para frenar el libre mercado, a ser un problema que, mágicamente, las personas del 2050 ben sabrán cómo resolver con la tecnología de un futuro distópico.
Sin embargo, en los últimos años, este tema salió del plano de la especulación o la futurología para transformarse en una urgencia acuciante. El riesgo más grande que enfrenta la humanidad para asegurar su -frágil- supervivencia ya llegó y puso en alerta a la comunidad científica internacional, organizaciones ambientalistas y movilizó acciones directas de millones de personas a nivel global.
Dentro de este tsunami de ansiedad por el futuro que arrasa con las generaciones más jóvenes, la sensación de que los líderes mundiales no están haciendo lo suficiente para encontrar una solución y la desesperación de ver cómo los efectos de este fenómeno se vuelven incontrolables, en las redes sociales empezaron a señalarse a los principales culpables.
Quienes quedaron en el ojo del huracán -para continuar con las metáforas de desastres naturales- son, justamente, sus causantes: los integrantes de las listas de billonarios de Forbes, las empresas trasnacionales más agresivas con el medioambiente y, también, los royals, jugadores de fútbol, influencers y famosos variopintos.
Sus gustos excéntricos hasta lo ridículo, sus viajes en jets privados de 20 minutos, sus paseos en yates de lujo que aseguran regueros de petróleo, sus fincas e islas vírgenes, sus mansiones escandalosas y cómo construyen una personalidad basada en la adquisición de bienes hechos para el 1% del 1%, fueron objeto de críticas virales. No solo porque son la ilustración más cabal de un mundo cada vez más desigual, sino porque glorifican consumos altamente contaminantes y aspiracionales que, sin dudas, ya dejaron de ser cool, y pasaron al plano de lo irritante.
Sin embargo, así como Coca Cola aprovechó la estética hippie anti guerra de Vietnam para hacer una campaña full amor-y-paz, el capitalismo siempre encuentra nuevas formas de absorber los reclamos de sus principales detractores para regurgitarlos en novedosos y excitantes mercancías. Es así que, ahora, los personajes y empresas más criticadas por su agresiva huella ambiental ya no ocultan el problema.
Como contrarreacción, están usando el calentamiento climático como una nueva estrategia de marketing, lanzando productos orientados a un público interpelado por esta temática. O haciendo campañas digitales (de publicidad de ellos mismos) que giran alrededor de este tema, para posicionarse como aliados y referentes de la “conciencia verde”.
Esto no solo los ayuda a lavar una imagen personal vinculada a consumos grotescos, sino también a aumentar por millones sus cuentas bancarias, haciendo girar la máquina de la acumulación de riqueza a costa de más consumo y degradación ambiental. Este fenómeno, que se apalanca en las redes, no solo genera confusión y banaliza el problema, sino que también promueve la idea neoliberal de que “cambiar el mundo empieza por ti” (y tus compras), como diría Alejandro Lerner.
Lauren Sánchez es una personalidad mediática y, desde 2021, la pareja de Jeff Bezos, dueño de Amazon, y uno de los integrantes del top 3 personas más ricas del mundo, con 168,5 miles de millones de dólares. La empresa de compras en línea produjo el año pasado 71,27 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono: no parece ser la opción más “green friendly”.
Sin embargo, Lauren encontró una forma de paliar esta huella de carbono magnánima: los #ClimateFriendlyFridays, es decir, los “viernes amistosos con el clima”. (Clima= una forma sutil de decir “calentamiento climático”). ¿De qué se trata? De recetas de burritos, margaritas o ensaladas veganas, donde reemplaza la carne por cáscaras de banana, por ejemplo, o los huevos por semillas de chía sustentables, que ella comparte en su IG. Lo curioso: no menciona que el veganismo “es bueno para el planeta”, porque la ganadería es la industria más contaminante del mundo. Simplemente, propone la idea de que comer verduras es mejor para el clima, sin explicar demasiado el motivo.
Obviamente, el escenario de estas preparaciones es de lujo: yates, cocinas de mansiones y demás paisajes que envuelven su mundo de fantasía lujosa. “Después de hacer un burrito se vuelve a su isla en su jet privado”, señala un usuario, cuyo comentario aún no fue borrado de un posteo con comentarios cerrados (por obvias razones). Como diría Mirta Legrand: “Deje de actuar, nadie le cree”.
En un posteo que parece salido de un metaverso post-capitalista, Kim Kardashian, dueña de la marca de ropa interior Skims, lanzó un corpiño con (sonido de redoblantes) pezones falsos para que parezca que sus usuarias no están llevando ropa interior un día de invierno. El 1% de las ventas de este producto serán donados a organizaciones ambientalistas que trabajan para apoyar “a la gente y al planeta” (lo que sea que eso signifique). “La temperatura del planeta es cada vez más y más caliente. El nivel del agua está creciendo. Las capas de hielo se están achicando”, dice Kim en una publicidad que no define su tono entre la realidad y la parodia, “por eso inventé este corpiño con pezones. Porque no importa qué tan caluroso esté, siempre parecerá que tienes frío”.
Stella McCartney es una diseñadora de modas británica y también hija del Beatle Paul McCartney. Como dueña de la marca que lleva su nombre, define que su ropa busca ser “pionera de un movimiento de lujo consciente”. ¿Es posible consumir bienes suntuosos y ser sustentable? Stella cree que sí, y se hizo un lugar en el mundo de la alta costura con sus vestidos de lujo manufacturados por mujeres africanas (o de algún país del sur global, ex colonia), pero en condiciones “dignas”; o con fibras naturales recicladas. Entre sus clientas están Paris Hilton, Kendall Jenner y Cate Blachett.
Las fotos más recientes de su Instagram oscilan entre escenas de la MET Gala, una campaña donde Kendall posa desnuda arriba de un caballo para fomentar una cartera de cuero ecológica símil piel de equino y postales de una jornada “ambientalista”, donde posó con jóvenes modelos que sostenían carteles, como si estuviesen en una manifestación, que rezaban “¡Cambia la historia!”. Marchamos “creando conciencia sobre la Madre Tierra e iniciando conversaciones sobre la moda consciente y la protección de nuestras criaturas”, escribió la designer sobre esta acción "cool" a favor de ¿el consumo responsable? ¿La sustentabilidad?
Pero hay más. Lanzamientos de productos vegan hechos por Ariana Grande y Selena Gómez, cenas de lujo en Hollywood para recaudar fondos para salvar a las tortugas de las Islas Galápagos y concursos de innovación ambiental impulsadas por royals como el príncipe William, son algunas de las otras iniciativas que dan cuenta del fenómeno del marketing verde, impulsado por ricos y famosos. Ricos y famosos que, mientras los simples mortales toman sus tragos en pajitas de cartón que se disuelven en la boca dejando gusto a madera, se toman jets privados para ir a eventos para promocionar una nueva línea de maquillajes hechos de tapitas de botellas.