Primero que nada hay que recordar que Volvo hizo la promesa pública de que nadie morirá o resultará gravemente herido en sus vehículos a partir del año 2020. Esto ha resultado en una serie de desarrollos en cuanto a estructuras, materiales y tecnología.

Pero hay algo que por más tecnología que se implemente no se puede cambiar: el comportamiento del conductor. A menos que se persiga el principio de movilidad autónoma, es la persona detrás del volante la responsable de la manera en que se viaja del Punto A al B.

Ahora presentamos algunas cifras: según datos de la NTHSA, en Estados Unidos durante 2017, el 25% de los accidentes de tránsito que implican fallecimientos fueron causados por circular a exceso de velocidad.

Según estudios de Volvo, las otras dos causas más frecuentes de accidentes tienen que ver con que el conductor maneje intoxicado o que vaya distraído tras el volante.

El alcohol y las drogas son la causa número uno de accidentes en carretera. Y sería peor si ponemos en la mesa la estadística de percances de tránsito por manejar y atender el celular al mismo tiempo… ¿se nota para dónde vamos?

Por estas razones, es que la armadora sueca ha decido que a partir de sus vehículos año/modelo 2021, la velocidad máxima que lograrán de fábrica será de 180 km/h. Hay que considerar que no se aclara si en esta medida están incluidas las versiones desarrolladas por el preparador deportivo Polestar.

También se considera el desarrollo de asistencias de conducción que, basándose en los modelos de mapas de las ciudades, puedan controlar el gobernador de la velocidad máxima, para ajustarla a las zonas que son de 30 o 50 km/h.